El mundo en 2020 - El Orden Mundial - EOM

¡OH VOSOTROS que habéis llegado a creer! ¿Que os pasa que cuando se os dice: “Id a combatir por la causa de Dios,” os apegáis tenazmente a la tierra? ¿Vais a contentaros con [las comodidades de] esta vida prefiriéndola a [el bien de] la Otra Vida? ¡Pero el disfrute de esta vida es mezquino comparado con la Otra Vida!  (Corán 9:38)

Muertes súbitas, horribles actos de violencia y desastres naturales son solo tres de las muchas formas en que Dios alerta a las personas sobre la insignificancia de este mundo. Estos trágicos eventos nos recuerdan que la vida, no importa cuánto tiempo dure, es un viaje que debe concluir. En un abrir y cerrar de ojos y sin previo aviso, las hojas del tiempo cortan las esperanzas, los sueños y las alegrías. Estos “males” nos recuerdan que todos los seres vivos que existen en la tierra perecen, siendo rápidamente reemplazados por otros, y es como si uno nunca hubieran pisado el suelo.

¡SABED [Oh hombres] que esta vida es sólo juego y distracción, y un hermoso espectáculo, y [motivo para] vuestra jactanciosa rivalidad unos con otros, y [vuestro] afán por más riqueza e hijos!Su parábola es la de la lluvia [vivificante] : la vegetación que hace crecer complace a los labradores; pero luego se marchita y la ves amarillear, y al final queda convertida en paja.Pero [la realidad permanente de la condición humana se hará patente] en la Otra Vida: [ya sea] el castigo severo, o el perdón de Dios y Su complacencia: pues esta vida no es más que el disfrute pasajero de un engaño. (Corán 57:20)

Los seres humanos olvidamos rápidamente las cosas por varias razones. Una razón por la que “olvidamos” es la conveniencia. Cada vez que la impaciencia nos tienta con una gratificación instantánea, nuestra conciencia busca un resultado inmediato. Obtener esta pronta recompensa requiere perseguir una conciencia de resultados. Por esta razón, Dios a veces interrumpe la dulzura de la vida antes de que bajemos la guardia, nos aferremos a su lujo y olvidemos nuestro propósito. Para que no nos engañemos de que hemos sido creados para esta falta de comodidad, pero Dios nos despierta con “males” y nos devuelve al estado de alerta.

Como C.S. Lewis lo expresó: “Dios nos susurra en nuestros placeres y alegrías, habla en nuestra conciencia, pero grita y llora en nuestro dolor: es su megáfono para despertar a un mundo sordo.” [1]

Dios conoce bien la tendencia humana a caer en la negligencia y la inactividad, y por eso a veces nos saca de nuestro estupor. Dios sabe que casi nada, además de la tribulacion puede despertar el vigor, por lo que periódicamente vigoriza nuestras vidas con cierta turbulencia. Una vez despiertos y revitalizados, los seres humanos se dan cuenta de la realidad de su existencia y se sienten impulsados por una urgencia recién descubierta para vivir cosas más grandes que ellos. Por lo tanto, es con estos “males” con los que se siembran las semillas de la excelencia humana, y las personas no solo descubren su potencial y se actualizan, sino que también, pasan al estado profundo de la auto-trascendencia: vivir con Dios, por Dios, y para Dios en este mundo y en el próximo.

Desapego del mundo

Según las enseñanzas islámicas, Dios nos creó para que pudiéramos adorarlo y acercarnos a él. Un principio básico para lograr este objetivo es que debemos dejar de lado la fugacidad del mundo. Conocido como “esta vida”, que significa bajo o abajo, el mundo efímero es el lugar de limitaciones, sufrimiento, pérdida, deseos, ego, exceso y maldad. El sufrimiento nos muestra cuán baja es realmente esta vida y, por lo tanto, facilita nuestra separación de ella. Así es como podemos acercarnos a Dios.

Se dice que el Profeta Muhammad dijo: “El amor por esta vida es la raíz de todo mal”. El mayor mal en el Islam es negar a Dios e incluir un intermediario entre el y los creyentes. Por lo tanto, el desapego de esta vida es necesario para lograr el objetivo espiritual supremo de estar cerca de Dios y llegar al paraíso.

El concepto de esta vida no debe confundirse con los aspectos positivos de la creación. Estos conceptos se relacionan con la belleza y la maravilla de lo que Dios creó. Su objetivo es alentar a la humanidad a pensar y comprender, que es un medio para llegar a la conclusión de que hay un poder divino, misericordia y sabiduría detrás de ellos.


[1] Un escritor británico y teólogo laico.

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